El agua fluye…

«El agua fluye por el río de la  vida hacia el infinito…»

Y así como las aguas del mar y del río son tan distintas en color y densidad, pero a la vez tan iguales, nuestra vida también está llena de diversos matices, que por momentos nos llevan al amor más grande y otros nos sumen en la mayor de las tristezas.

A veces sentimos que tocamos el cielo con las manos y otras bajamos al mismo infierno. Por momentos somos la calma y la quietud  y otras veces nos toca ser la tormenta  que arrasa todo a su paso.

El ser humano es un vaivén de situaciones, pensamientos y sentimientos que muchas veces lo llevan a tomar decisiones tajantes y drásticas, sin saber exactamente lo que hace.

Vivimos a lo largo de nuestras vidas, los más variados sucesos, algunos obscuros como la noche…Pero lejos de amargarnos, deben servir para que podamos renacer y transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos. Podemos buscar siempre el lado malo de las cosas y enfocarnos en lo negativo, lo cual nos llevaría a estancarnos y por consiguiente a pudrirnos como el agua estancada. Todo esto se traduce en enfermedades.

Sin embargo podemos buscar siempre el lado bueno y positivo a todo (incluyendo lo malo) para así,  convertirnos en seres fuertes, encontrando en nuestro interior el poder sagrado de las energías masculina y femenina  (Energía Padre_Madre), aceptando nuestras experiencias como lo que son: «Situaciones a resolver que nos enseñan y ayudan a crecer»

Recuerden: Cada cosa que nos sucede buena o mala, tiene un propósito. Nada está librado al azar. Todo está predestinado para que podamos aprender de nosotros mismos y de nuestro alrededor.

…Y tal vez, sólo tal vez, si somos sabios, podamos  pasar nuestro legado a quien lo necesite de corazón…