
27 Mar Ruby
Ruby había terminado una relación totalmente tóxica que duró 5 años. Cada vez que se separaban, alguno de los dos buscaba al otro, haciendo que la distancia fuera imposible.
Esta vez Ruby estaba decidida a cortar y terminar con él en forma definitiva y aunque lo extrañaba, sabía perfectamente que era lo mejor.
A pesar de extrañarlo, ella se propuso no llamarlo, borró todo rastro de él en su celular y ya no quería ni escuchar su nombre, así de a poco lo iría olvidando.
Los días fueron pasando tranquilos, hasta que una noche empezó a sentir nerviosismo, no podía dormir, el cuerpo le temblaba, su corazón latía fuertemente. Daba vueltas en la cama pero no lograba conciliar el sueño. Sentía que el alma quería salir de su cuerpo. Por momentos se agitaba y otros sentía desesperación.
Buscaba algo que necesitaba, pero ni ella sabía qué era. Comenzó a investigar todo lo que sentía y encontró que era muy parecidos a los síntomas de abstinencia. Pero ella no entendía el motivo de porque le estaba sucediendo ésto…Hasta que una noche al darse vuelta en la cama estiró el brazo como si fuera a abrazar a su ex. Y ahí entendió…lo necesitaba a él. Sin darse cuenta se había hecho adicta al olor de su piel, al susurro de su voz en el oído, al calor de su cuerpo cuando la abrazaba, al sabor de sus besos y a su mirada, que la atravesaba tan profundamente que lograba derretir su corazón.
Al comprender todo esto y recordar lo sucedido su dolor se acrecentó más y más, pero no iba a volver atrás.
Ruby sabía que solo el tiempo podía sanar lo que sentía. No había pastillas ni curas milagrosas para sanar su corazón, sólo la fuerza de querer sentirse cada vez mejor y no quedar atada al pasado. Y aunque sabía que le iba a llevar tiempo, jamás volvió a mirar atrás.
Recuerden: No importa que adicción sea, nunca son buenas consejeras. La fuerza y el poder está en cada uno de nosotros. Solamente tienen que buscarlos en su interior!!!!
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